30 mayo 2007




¿La energía nuclear
puede salvar el clima?
Por David Hammerstein


Esta fuente de energía, construida sobre los cimientos de la mentira y las subvenciones, es justamente lo contrario al desarrollo sostenible. Residuos cuya existencia se prolongará durante millones de años, el riesgo constante que plantean los accidentes y la contaminación, las mentiras y la negación de la democracia... tales son los fundamentos de nuestros programas nucleares.

La humanidad no podrá evitar el cambio climático optando por la vía nuclear. Sencillamente, esta tecnología no puede desarrollarse a la escala requerida y en el plazo limitado que resta para salvar nuestro clima. Los fondos dedicados a esta forma de energía sólo irán en detrimento de opciones más eficaces y adecuadas a las economías nacionales y a las necesidades de la población.

Esta fuente de energía, construida sobre los cimientos de la mentira y las subvenciones, es justamente lo contrario al desarrollo sostenible. Residuos cuya existencia se prolongará durante millones de años, el riesgo constante que plantean los accidentes y la contaminación, las mentiras y la negación de la democracia... tales son los fundamentos de nuestros programas nucleares.

Suelen esgrimirse tres argumentos para defender la industria nuclear ante la crisis que amenaza actualmente nuestro planeta:

- El agotamiento de nuestros suministros de gas y petróleo;
- Las necesidades de desarrollo del hemisferio meridional;
- El cambio climático en sí.

Tales argumentos no se sostienen frente al análisis. En primer lugar, resulta sencillamente absurdo vincular la reducción de recursos petrolíferos con el desarrollo nuclear, puesto que el petróleo se consume sobre todo en el sector del transporte precisamente un área en la que la energía nuclear se utiliza muy poco. Por otra parte, las reservas de uranio también se agotarán en cierto momento en un futuro próximo y quizá incluso antes del fin de la vida operativa de los reactores previstos actualmente por la industria nuclear. El desarrollo a gran escala de sistemas de reactores capaces de resolver este problema sólo existe todavía sobre el papel, e incluso de conformidad con la propia planificación de dicha industria, estas nuevas instalaciones llegarán demasiado tarde para afectar al ritmo del cambio climático. Asimismo, estos nuevos reactores exigirán enormes cantidades de plutonio para reemplazar parte del uranio. Estamos muy lejos aún de las «tecnologías respetuosas con el medio ambiente» por las que se aboga en el Protocolo de Kyoto.

En lo que atañe a los llamados “países en desarrollo”, estos no podrán emplear la energía nuclear en ninguna medida significativa, puesto que las tecnologías que requiere son demasiado costosas e inadecuadas para las condiciones locales y, en cualquier caso, su instalación exige un plazo excesivo.

Por lo que se refiere al cambio climático, la energía nuclear, sencillamente, no constituye «la solución», ni siquiera «parte de la solución».

En el presente documento hemos elaborado cincuenta razones para convencer al público en general de que la energía nuclear no representa la solución al efecto invernadero. Estos argumentos se han elegido para alimentar el debate en Europa, en la que el papel de esta forma de energía se ha sobreestimado.

Numerosos periodistas y políticos, así como ecologistas, han considerado con inquietud el modo en que se conduce el debate entre cambio climático y energía nuclear. Con los argumentos que se esgrimen en el presente documento se pretende retomar las razones fundamentales por las que los Verdes y la mayoría de los grupos ecologistas se oponen a la energía nuclear: esta forma de energía no salvará el planeta y, en realidad, constituye una amenaza para la paz y la seguridad y su contribución a los países más desfavorecidos será escasa o nula. Para sostener tales afirmaciones existen argumentos de mayor y menor complejidad, planteados desde una perspectiva europea, y también en nombre de los países del hemisferio meridional… no esperamos convencer a todo el mundo. Sin embargo, sí estamos seguros de que, en nuestros planteamientos, el lector hallará nuevas ideas, alguna perspectiva novedosa que le lleve a cuestionarse la visión predominante.

El siglo que acaba de comenzar es testigo de un planeta amenazado por graves crisis, entre las que figuran el cambio climático, el agotamiento de nuestros recursos colectivos y la creciente amenaza de la escasez de alimentos. ¿Qué sentido tiene añadir a todos estos factores la inmensa carga que representa la energía nuclear?


¿Puede la energía nuclear salvar nuestro clima?

La energía nuclear no es capaz de resolver el problema del cambio climático. Aún cuando invirtiéramos todos nuestros recursos en ella, el limitado potencial y el elevado coste de la electricidad nuclear seguirían imponiendo restricciones al volumen de emisiones reducido. Otros recursos, las energías renovables y, sobre todo, las medidas de ahorro de energía constituyen en todos los casos inversiones de mucho menor riesgo a escala mundial y, lo que es más importante, proporcionan una respuesta más eficaz a la crisis que encara nuestro planeta.

1- La electricidad no es sinónimo de energía. La producción de electricidad constituye únicamente una pequeña proporción de la producción total de energía. En Europa, la electricidad sólo representa en torno al 6 % del consumo final de energía. El resto se utiliza en el transporte, la calefacción y para atender fines industriales, áreas que constituyen destinos esenciales del consumo de combustible. La energía nuclear sólo atiende una porción reducida de la demanda total de energía. El debate nuclear se limita a una única área concreta, la producción de electricidad, que constituye sólo el 6 % del problema energético.

2- La producción de electricidad basada en la energía nuclear sigue siendo limitada si se la compara con la capacidad de generación alimentada por carbón o por gas. Incluso la energía hidroeléctrica produce más electricidad en todo el mundo que el combustible nuclear. La energía de base nuclear representa en torno al 17 % del total de la producción mundial de electricidad. Si se pretende reducir las emisiones derivadas de otros combustibles de manera significativa con las tasas de crecimiento actuales, la industria nuclear tendría que construir más de un millar de nuevos reactores (funcionan 440 actualmente) antes de 2050, lo que, en realidad, sólo mantendría la producción en los niveles presentes.

3 – La producción nuclear se reduce. Las nuevas centrales nucleares propuestas no serán suficientes para sustituir a los reactores actuales cuyo cierre ha sido programado para un futuro próximo. Las centrales nucleares actualmente en funcionamiento son ya bastante «maduras» (llevan operando más de 22 años). Incluso en el caso de que China construya treinta centrales nucleares en los próximos veinte años, esta medida sólo dará lugar a la sustitución del 10 % de los reactores que deben retirarse de servicio en todo el mundo durante dicho plazo. Así se ha establecido en las proyecciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que en todos los casos apuntan a una disminución absoluta o relativa de la producción nuclear. El reducido número de ventas de centrales previstas a China, los Estados Unidos y Europa afectarán en escasa medida a la escala del problema: si se pretende que las 440 centrales nucleares actualmente operativas en todo el mundo se mantengan a largo plazo, tendrían que registrarse diez ventas internacionales al año. Esa cifra se aparta en gran medida de las previsiones actuales.

4 – Las reservas de combustible nuclear son limitadas y no durarán siempre, puesto que el uranio radioactivo es un mineral fósil que sólo está disponible en cantidades limitadas. De hecho, los reactores comerciales funcionan con uranio enriquecido y generan un nivel de producción bajo. De acuerdo con los datos facilitados por la propia Comisión de la Energía Atómica (CEA), las reservas de uranio sólo podrán satisfacer la demanda mundial durante un plazo limitado, sobre todo si la tasa de consumo se incrementa. Las reservas mundiales actuales (basadas en el ratio de 80 dólares/Kg.) se estiman en 2 528 millones de toneladas. Por tanto, las reservas de uranio constituyen menos de la mitad de las reservas comprobadas de petróleo, e incluso también de gas. Esto representa «60 años de combustible en ausencia de un ulterior desarrollo de la capacidad nuclear», de acuerdo con el gigante francés de la energía EDF, e indudablemente menos si la construcción nuclear vuelve a recuperarse. Esta disponibilidad limitada de recursos de uranio es plenamente admitida por la industria, que la utiliza como argumento para desarrollar sistemas de reactores reproductores rápidos y otros tipos de nuevos reactores de 4ª generación.

5 – El plazo límite es demasiado ajustado para la energía nuclear «del futuro». Los reactores de nueva generación pendientes aún de desarrollar se presentan como más fiables y eficientes en lo que atañe al consumo de uranio. No obstante, en el Acuerdo de Río se insta a las naciones a evitar «la interferencia peligrosa con el sistema climático» y más en concreto, a estabilizar las concentraciones de gases causantes del efecto invernadero «en un plazo suficiente». En lo sucesivo, para limitar el riesgo implícito, será necesario reducir la subida de la temperatura a un máximo de 2ºC en comparación con el período preindustrial. En su tercer informe, el IPCC pone de relieve que, para atenuar el aumento de la temperatura media mundial a dicho nivel, será necesario lograr un recorte generalizado de las emisiones de gases de efecto invernadero en los próximos decenios, de modo que se reduzcan las emisiones de los países en desarrollo a una cuarta parte de volumen actual. Es interesante señalar que este reducido plazo excluye toda contribución de los reactores nucleares de 4ª generación, así como de las centrales de fusión nuclear: incluso de acuerdo con lo declarado por sus promotores, estas instalaciones no entrarán en funcionamiento hasta después de 2050. Con un plazo de entrega de treinta años incluso en el supuesto más favorable, la tecnología nuclear del futuro, que absorbe más de dos tercios del gasto público en energía en Europa, se encontrará «excluido» como posible situación a la crisis climática.

6- Sin consenso real a escala internacional. La energía nuclear sólo podrá desarrollarse plenamente si existe un consenso mundial respecto a la misma. Queda aún un largo camino por recorrer, puesto que, incluso en Europa, numerosos países rechazan por completo la electricidad generada por la energía nuclear o han emprendido la supresión progresiva del sector, en especial nuestros vecinos belgas, españoles y alemanes. Otras naciones, casi sin excepción, han declarado una moratoria de hecho o en la legislación respecto a los nuevos proyectos de construcción. Esta falta de consenso entre los distintos países queda ilustrada por el Protocolo de Kyoto, en el que se mencionan de manera específica las acciones de ahorro de energía y las energías renovables como las políticas y las medidas que deben fomentarse, mientras que no se alude en absoluto a la energía nuclear.

7- El gasto de inversión en energía nuclear sigue siendo muy superior al requerido para otras soluciones. En especial con vistas al período crucial de los próximos veinte años, las acciones encaminadas al ahorro de energía resultan de cinco a diez veces menos caras que la producción de electricidad centralizada basada en la energía nuclear u otras fuentes. Además, el riesgo financiero asociado a la energía nuclear aumentará considerablemente el coste de los préstamos para esta forma de energía en los mercados del sector privado.

8- La humanidad puede elegir. Una lista de las opciones globales para resolver el problema del clima, como la elaborada por el Instituto Oeko de Darmstadt (Alemania), pone de relieve que el potencial último de la energía nuclear, mediante la triplicación de su producción a escala mundial, dará lugar a niveles de emisión de, al menos, 5 gigatoneladas de CO2, lo que equivale a un décimo de la capacidad disponible (véase la tabla en las notas al pie). Cuando se consideran las reducciones que serán necesarias para alcanzar el objetivo de limitar el cambio climático a menos de 2ºC respecto a los niveles preindustriales, en concreto, de 25 a 40 GT entre la fecha actual y 2050, puede observarse que la energía nuclear no será necesaria, ni siquiera, en los supuestos más ambiciosos. Por tanto, a la hora de resolver el problema a escala mundial, la energía nuclear constituye una mera opción, no una obligación.

9- No podemos asumir «todas las opciones». Algunas de las opciones no son compatibles entre sí, en especial, la descentralización de la producción y las medidas de ahorro energético moderadas, por un lado, y la energía nuclear, por el otro. De hecho, la energía nuclear es mucho más cara que el desarrollo optimizado de la tecnología de cogeneración y los recursos descentralizados, e incompatible con éstos. Por otra parte, la experiencia pasada ha demostrado que el desarrollo de la energía nuclear siempre se acompaña de una disminución en las prácticas de ahorro de energía. De acuerdo con el físico nuclear Amory Lovins, autor del famoso «Factor cuatro», el lema carece de fundamento analítico y es falso; de hecho, no podemos permitirnos todas las opciones. En la práctica real, permitir la supervivencia de la energía nuclear conlleva el alejamiento de la inversión pública y privada de opciones más baratas, y el encaminamiento de la misma a alternativas destinadas a fracasar en el mercado que, además, presentan el mayor número de inconvenientes.

10- La sensibilidad nuclear respecto al cambio climático plantea problemas vinculados a la modificación de las tasas de flujo de los cursos de agua y las inundaciones. Durante la ola de calor de 2003 en Francia, la normativa que rige la descarga de agua caliente a los ríos procedente de centrales nucleares tuvo que pasarse por alto con carácter de urgencia. Hubo que establecer incluso un sistema de rociado de agua improvisado con el fin de atenuar el sobrecalentamiento del techo de un reactor nuclear. Es probable que tales incidentes devengan cada vez más comunes en el futuro. Tal argumento, que se plantea aquí respecto a la energía nuclear, podría aplicarse igualmente a otras fuentes de energía centralizadas. Las estrategias basadas en políticas de ahorro energético contribuirán, por su parte, a la creación de un futuro mejor adaptado al proceso de cambio climático.

11- Las emisiones de las centrales nucleares no son insignificantes. Así ocurre especialmente cuando se considera el proceso completo, desde la construcción hasta la fase nuclear propiamente dicha. Durante su ciclo vital, una central nuclear emite en torno al 20 % de las emisiones producidas por instalaciones alimentadas por gas de última generación, lo que es relativamente poco. No obstante, cabe subrayar asimismo que el suministro de las centrales nucleares, cuyo régimen operativo es especialmente rígido, a la red eléctrica ha de ser respaldado por centrales térmicas durante los períodos de carga máxima, lo que conlleva la utilización de centrales eléctricas con alimentación de carbón que emiten cantidades considerables de gases de efecto invernadero.

12. Las energías renovables dejan atrás a la energía nuclear. De hecho, el crecimiento en este sector es muy superior al del petróleo o la energía nuclear. En el transcurso de los diez últimos años, la tasa de crecimiento de las energías basadas en fuentes renovables en todo el mundo ha superado con mucho el incremento en el uso de la energía nuclear.

Tasas de crecimiento comparativas a escala mundial de distintas formas de energía (tasa media anual)
Crecimiento de la capacidad de generación eólica, 2000-2004 +28 %
Crecimiento de la energía fotovoltaica +32 %
Crecimiento de los biocombustibles +18 %
Crecimiento de la producción de petróleo +1,6 %
Crecimiento de la capacidad nuclear, 1990-2004 0 %

La producción nuclear mundial se ha estancado en unos 2 500 TWh desde 1999. La tasa media de crecimiento registrada en los períodos precedentes cayó drásticamente de en torno al 20 % a principios del decenio de 1980, a menos del 7 % a finales del mismo y posteriormente se registraron niveles de crecimiento del 3 y el 1,6 % respectivamente en 1990-1995 y 1995-2000.

13- Incluso las formas renovables y descentralizadas de energía aventajan a la producción nuclear. De acuerdo con Amory Lovins, la electricidad generada con recursos descentralizados y renovables (aparte de los grandes proyectos hidroeléctricos), superó a la producción nuclear en 2003 en cuanto a expansión energética y, en 2005, a producción total. Por tanto, la capacidad nuclear está destinada al declive, incluso cuando se la compara con las alternativas «novedosas que sean ecológicamente racionales». En el caso concreto de China, a la que se cita frecuentemente como probable elemento central de la expansión nuclear, incluso la energía solar comienza a alcanzar a la energía nuclear. En China, sólo los calentadores de agua alimentados con energía solar sustituyen ya al equivalente a la mitad de la capacidad de generación de energía nuclear del país y en 2020 esta tecnología generará la misma producción que los 30 reactores actualmente propuestos por la industria nuclear china.

14- Hay muchas más oportunidades de empleo a crear en los sectores dedicados al ahorro de energía y las energías renovables que en la industria nuclear. El cambio climático nos obliga ya a reconsiderar nuestros hábitos de consumo y nuestro planteamiento respecto al ahorro energético, lo que significa que hemos de adoptar medidas que inflijan el menor daño posible y creen tantos nuevos puestos de trabajo como resulte viable. En Francia, por ejemplo, de acuerdo con el Sindicato de Energías Renovables, la cifra total de puestos de trabajo que genera este sector podría pasar de 38 900 en 2004, a 115 000 en 2010, que es el doble del número total de empleados de la industria nuclear francesa. Este potencial para la creación de empleo, que resulta indudablemente elevado para una cantidad de energía determinada, puede explicarse fundamentalmente por la naturaleza intensiva en el uso de mano de obra de algunas de las medidas emprendidas en este sector, como la instalación de aislamiento en viviendas, pero también por el hecho de que los desembolsos de instalaciones de producción centralizadas (refinerías, centrales nucleares) se concentran mucho más en los rendimientos del capital invertido que en los sueldos a los empleados.

Energía nuclear frente a desarrollo

La energía nuclear plantea enormes problemas en los países del hemisferio sur, incluso en aquellos que se consideran naciones en desarrollo: la proliferación nuclear, los peligros específicos que generan las dictaduras, determinados costes financieros, etc.

15- La energía nuclear no conduce al desarrollo. Los fondos asignados a los proyectos nucleares en los países del hemisferio sur contribuyen de manera muy escasa al desarrollo nacional. Este hecho se debe fundamentalmente a la naturaleza del sector de la energía nuclear en sí, vinculado al tratamiento de cuestiones militares-industriales. Las tecnologías utilizadas en este sector tienden a no extenderse al resto de la economía. Además, a diferencia de sus competidores (las energías renovables y las medidas de ahorro energético), la energía nuclear carece de alcance adicional en cuanto a progreso técnico. Este aspecto es esencial para la creación de valor en las nuevas industrias, según afirma el científico brasileño y antiguo ministro del gobierno José Goldenberg, que señala que los períodos de prácticas en el sector nuclear han dejado de existir, dado que los costes que conllevan siguen aumentando progresivamente.

16- La energía nuclear lleva a la corrupción en los países del hemisferio sur. Tal es el resultado sobre todo de la naturaleza exclusivamente bilateral del comercio nuclear. Las instituciones financieras de escala mundial como el Banco Mundial y otros organismos internacionales suelen descartar la intervención directa en el sector nuclear. Por tanto, las exportaciones dependen de la ayuda de los países proveedores. Tales ventas se ven entorpecidas en gran medida por la corrupción y por el peligro de las infracciones de seguridad. Entre los ejemplos figura el régimen de Marcos en Filipinas, la era peronista en Argentina y el período de dictadura en Brasil, que dieron lugar a adquisiciones inadecuadas y peligrosas de reactores que, en muchos casos, nunca llegaron a funcionar. La misma pregunta se plantea actualmente a cerca de los mercados en China e India.

17- Los «elefantes blancos» del hemisferio sur. Las centrales nucleares construidas en el hemisferio meridional constituyen una parte significativa de la deuda nacional de los países en desarrollo. En Filipinas, la central de Bataan, que aún no ha comenzado a operar, ha constituido durante los últimos veinte años la mayor partida de deuda externa en un país que ya desembolsó 906 millones de dólares en facturas entre 1996 y 1998. En Argentina se encuentra el reactor Atucha II, aún pendiente de ser completado veinticinco años después de que se iniciaran los trabajos en su emplazamiento (1 000 millones de dólares en pérdidas). Del mismo modo, la central Angra III en Brasil nunca se culminó, mientras que, en México, pronto comenzarán los trabajos de desmantelamiento de la instalación de Laguna Verde, cuya puesta en marcha se demoró treinta años desde la realización del pedido inicial.

18- Energía nuclear y nacionalismo. Abundan los ejemplos de países que desarrollan la energía nuclear únicamente por razones nacionalistas, sobre todo con vistas a la construcción de bombas atómicas. Muchos de los acuerdos de transferencia de tecnología del pasado no podrían haber tenido lugar sin cierto grado de conformidad de la Administración, como el caso de la venta de reactores nucleares al Iraq de Saddam Hussein. Aún cuando no tuviera que ver con armas nucleares, este deseo de poder es plenamente contradictorio con el tipo de desarrollo sostenible que revierte en beneficio de todos.

19- La naturaleza ambigua de los tratados. Con las normas internacionales que rigen la industria nuclear civil, en especial las aplicables a los Estados que son partes del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNPN), se pretende tanto rechazar los programas nucleares militares como promover «el derecho a la energía nuclear civil» y se aboga firmemente por la transferencia de tecnología en este campo. En este sentido, la comunidad internacional anima a los estados firmantes a establecer o utilizar administraciones y a promover estudios en el ámbito de la energía nuclear, sobre todo en las naciones más desfavorecidas que nunca tendrían acceso a esta forma de energía, ni interés en la misma. El Canciller alemán Willy Brandt denunció esta situación hace muchos años, ya que minaba el comercio de tecnologías nucleares y daba lugar a la supresión de recursos humanos en forma de personal investigador, que podría haber sido utilizado de manera mucho más adecuada en otros campos.

20- La energía nuclear, a merced de la geopolítica. El comercio en el ámbito de la energía atómica deriva fundamentalmente de la decisión de los Estados y las empresas públicas de electricidad. Contrariamente a lo que afirman los defensores de la energía nuclear, los países en desarrollo asumen un riesgo político cuando invierten en la misma. Se aplican con frecuencia embargos (India ha sido objeto de uno desde 1971). Los conflictos entre bloques políticos actuales o pretéritos ejercen una influencia considerable en esta forma de comercio y generan una situación de aplicación de doble rasero: asistimos al hecho de que Georges W. Bush liberaliza actualmente el comercio nuclear con India y, al mismo tiempo, permite que este país haga un uso pleno de sus reactores de plutonio, concebidos para utilización militar. Simultáneamente, se ha procedido al aislamiento de Irán, que corre el riesgo de un embargo internacional inminente. Por tanto, en lo que se refiere a los operadores del hemisferio sur, la energía nuclear plantea muchas más incertidumbres que otras fuentes energéticas.

21- La energía nuclear, fuera del Protocolo de Kyoto. El uso de energía nuclear se ha excluido del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL). El rechazo por parte de los países del hemisferio sur viene motivado fundamentalmente por el hecho de que las naciones menos desarrolladas o más vulnerables derivan unos beneficios escasos o nulos en términos de desarrollo del uso de la energía nuclear. La inclusión en los mecanismos de proyectos nucleares de gran escala habría perjudicado gravemente la participación de los países menos desarrollados en los acuerdos de Kyoto. Los beneficios medioambientales de la energía nuclear resultarían especialmente difíciles de probar en el caso de los países en desarrollo. A pesar de los deseos de la industria nuclear, este rechazo de la energía nuclear en el Protocolo de Kyoto se ha incluido en los Acuerdos de Marrakesh y ha sido confirmado por los Estados que ratificaron la reunión sobre dicho Protocolo en Montreal, en diciembre de 2005.

22- Demoras en la construcción de reactores, que exceden actualmente de doce años en la mayoría de los casos, e incluso llegan a los veinte o treinta en otros, generan un considerable coste de oportunidad para los países en desarrollo, cuyas necesidades de crecimiento y financiación suelen caracterizarse por el corto plazo. La mayor parte del coste de la energía nuclear corresponde en realidad a los intereses que han de abonarse durante la fase de construcción y los tipos son superiores en el caso de los países menos desarrollados. Tal es la razón también por la que la construcción por parte del sector privado (financiación de proyectos) nunca se ha aplicado a la industria nuclear.

23- Ausencia de una red eléctrica apropiada. Los países del hemisferio sur carecen de la red de alto voltaje requerida para transmitir la corriente generada por las centrales nucleares de gran capacidad. Tales redes de transmisión escapan a su alcance financiero y no resultarían adecuadas a las pautas de consumo nacional. Los reactores sólo podrían suministrarse a los países de gran densidad de población que comienzan a emerger económicamente; no obstante, en tales casos, los períodos de construcción prolongados requeridos colocarían a la energía nuclear en desventaja en comparación con otras formas de energía.

24- El enorme tamaño de las centrales nucleares constituye un obstáculo para la mayoría de los países. Las redes eléctricas necesarias para absorber la producción generada por las centrales nucleares quedan fuera del alcance de los países escasamente poblados del hemisferio sur y, a menudo, les rendiría una escasa utilidad. De hecho, las redes de transmisión de electricidad deben desarrollarse al mismo ritmo que la economía nacional. Este efecto es aplicable porque los reactores nucleares no son adecuados para dar respuesta a la demanda: crean un exceso de capacidad temporal cuando se ponen en servicio por primera vez, dado que el programa de construcción sólo puede ajustarse a la demanda de electricidad mediante la adopción de «pasos» a gran escala. La escala de los reactores (más de 1 000 MW) fomenta incluso el despilfarro. Este efecto se ve agravado por la incertidumbre respecto a la duración de la fase de construcción, un rasgo característico de los proyectos nucleares en el hemisferio sur que impide que esta forma de energía se mantenga al ritmo del desarrollo económico.

25- No se dispone de reactores de pequeña escala. Sin embargo, a pesar de todo lo referido, los promotores de la energía nuclear han anunciado que comenzarán a construir reactores nucleares de pequeña escala. No obstante, esta medida hipotética únicamente conseguirá dotar de mayor probabilidad al riesgo de accidente, no sólo a causa del aumento en el número de centros operativos y unidades de transporte, sino también por la ausencia de la experiencia de funcionamiento necesaria para introducir nuevos sistemas de reactores. De este modo, el concepto de reactor «pebble bed» (lecho de guijarros) sudafricano, al que en ocasiones se presenta como solución para el hemisferio sur, se ha convertido en realidad en más prolífero y peligroso que otros modelos. Esta tecnología en concreto ha fracasado ya en los Estados Unidos y en Alemania. Otro ejemplo de la actitud irresponsable que subyace al desarrollo de «minirreactores» es el deseo manifestado inicialmente por los soviéticos y, más recientemente, por los rusos de ampliar el número de reactores instalados en barcazas y diseñados para suministrar energía a las regiones más remotas.

26- La energía nuclear no contribuye a resolver los problemas de la pobreza y la desigualdad. Sólo las naciones ricas y las clases privilegiadas en países de desarrollo avanzado son capaces de utilizar la energía atómica. Las sumas colosales que absorben los proyectos nucleares en todo el mundo, incluida la investigación sobre reactores de generación futura y la fusión nuclear, nunca redundarán en beneficio de la mitad más desfavorecida de la humanidad. En cualquier caso, el mensaje de Río es que la pobreza debe combatirse. Esta situación se torna tanto más injusta por el hecho de que los países más pobres serán los primeros en sufrir las consecuencias del cambio climático, cuando son las naciones desarrolladas las principales responsables de su acaecimiento. Al continuar asignando la mayoría de sus recursos a proyectos nucleares, los países desarrollados contravienen el espíritu del Convenio de Río, en el que se alude a «la financiación, los seguros y la transferencia de tecnología» que se requiere «para atender las necesidades e inquietudes de los países en desarrollo». En el acuerdo se alude específicamente a los países insulares pequeños, los países con zonas costeras bajas y los países con zonas áridas propensos a las catástrofes naturales y la desertificación… Precisamente son éstos los países que nunca utilizarán la energía nuclear.

27- La ausencia de democracia y la falta de una oposición efectiva sólo aumenta el riesgo. El argumento clásico utilizado por los defensores de la energía nuclear cuando se debate el incidente de Chernóbil es que esta tragedia se debió al sistema soviético y a la acción de persona de miras estrechas y mentirosas a los que les preocupaban poco los principios de seguridad promovidos por el partido. El mismo argumento de la irresponsabilidad burocrática, la ausencia de sindicatos y la falta de libertad de prensa es aplicable a la situación actual en China. La dictadura combinada con la ausencia del Estado de Derecho agravan los riesgos asociados a la energía nuclear en los únicos países que adquieren actualmente proyectos nucleares.

Argumentos generales contra la energía nuclear

Se trata de argumentos mucho más convencionales: por ejemplo, peligros inherentes, riesgos asociados a la eliminación de residuos y al desmantelamiento de centrales, la proliferación nuclear y el terrorismo.

28- El riesgo de accidente nuclear sigue constituyendo un peligro permanente, ya se refiera al funcionamiento de los reactores, el manejo de residuos o al resto de operaciones del ciclo. Los accidentes de esta índole no son una fantasía y sus consecuencias pueden ser verdaderamente amplias en cuanto a escala, como ilustra la situación actual en Belarús y Ucrania unos veinte años después del incidente de Chernóbil. La misma amenaza se cierne igualmente sobre Europa occidental.

29- La cuestión de los residuos nucleares, que serán heredados por las generaciones futuras. Los residuos de larga duración y alta actividad (varios centenares de miles de años) plantean problemas científicos y éticos concretos que, hasta la fecha, siguen sin resolver. En muchos países, este problema por sí solo es suficiente para justificar el rechazo de la energía nuclear.

30- El mito del reciclaje de residuos. «Reciclaje» es un término bastante inapropiado para aludir a la separación de productos contenidos en el combustible usado procedente de las centrales nucleares, puesto que el reproceso de este material genera óxidos combinados (MOx) de plutonio y uranio. Al final del proceso, hay más residuos incluso que al principio. En realidad, estos combustibles, que se presentan como «reciclados», no son reciclables.

31- La cuestión del desmantelamiento y el final del ciclo vital de las instalaciones nucleares. Esta cuestión se encuentra al mismo tiempo vinculada al problema de los residuos nucleares (los derivados de las operaciones de desmantelamiento constituyen una cantidad considerable) y a las cuestiones que rodean a los costes financieros en que se incurre (este factor de coste se difiere hasta el final de la vida útil de la central y a continuación se extiende a lo largo de las décadas venideras. Por tanto, se corre un grave riesgo en ambos casos: el riesgo para la salud de la población y los trabajadores y el riesgo de no poder financiar la operación de desmontaje, que en Francia se somete fundamentalmente al control del Tribunal de Cuentas. En el Reino Unido, el coste de desmantelamiento excede actualmente de 100 000 millones de euros, y eso sólo para veinte instalaciones. Las empresas generadoras, con un mandato orientado hacia la rentabilidad, se sienten tentadas de posponer el cierre y desmontaje del reactor tanto como sea posible, un hecho que sólo eleva el riesgo asociado a las instalaciones de mayor antigüedad.

32- La proliferación nuclear. La amenaza de las bombas producidas con combustible nuclear constituye un elemento permanente en el debate sobre el uso de la energía nuclear en el hemisferio sur. En la última reunión ministerial del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), celebrada en Dubai en febrero de 2006, por ejemplo, la energía fue uno de los temas en el orden del día de los diversos ministros y delegados asistentes. La cuestión de la energía nuclear se sondeó en la mesa, pero el debate se vio interrumpido súbitamente tras un extravagante alegato de Irán a favor de la energía nuclear… civil, por supuesto. El temor a la proliferación es tanto más real ahora que la industria nuclear se ha consolidado en numerosos países con deficientes condiciones de infraestructura, en los que la aplicación de esta tecnología corresponde a las empresas privadas. Incluso Georges Charpak, físico y gran defensor de la energía nuclear, considera con temor la situación presente y ha realizado un llamamiento para que se apliquen controles internacionales sobre los residuos nucleares con el fin de impedir las apropiaciones…

33- Vulnerabilidad respecto al terrorismo y la guerra. Desde el 11 de septiembre de 2001, este factor constituye una amenaza obvia. El hecho de que los reactores nucleares sean vulnerables a los daños infligidos por un avión de pasajeros que caiga del cielo ha pasado a ser de común conocimiento, aunque en Francia, los informes sobre este tema se clasifican como alto secreto. De nuevo un factor más específico de nuestro país es que la central de La Haya y su enorme stock de material físil representan un objetivo de preferencia para los terroristas. De acuerdo con un estudio llevado a cabo por WISE-Paris en 2001, cada uno de los depósitos de desactivación en uso en COGEMA-La Haya contiene 67 veces más cesio que el liberado en el accidente de Chernóbil.

34- La Unión Europea se encuentra atascada en el lodo nuclear. El Tratado Euratom es contemporáneo de la creación del Mercado Común. El texto del Tratado sigue en vigor, a pesar de sus obvias deficiencias, como el solapamiento de misiones respecto a la promoción de la energía nuclear y a la investigación y la seguridad nucleares. Euratom ha permitido que la industria nuclear y los países que la apoyan doten a la energía nuclear de un olor de santidad. Lo que es más importante, los fondos de investigación de Euratom y los créditos otorgados con este fin no son competencia del Parlamento Europeo, que es una institución constituida en virtud de tratados posteriores. La representación democrática en Europa no puede expresar una opinión sobre la energía nuclear, un hecho que genera confrontación con el Parlamento Europeo, desde el primer bloqueo del presupuesto en 1993 y, más recientemente, con una votación en una comisión en la que se convino una reducción del 10 % de los fondos asignados a Euratom en el Séptimo Programa Marco. Esta situación resulta paradójica, ya que, al mismo tiempo, la Unión carece de competencia sobre los asuntos energéticos, por ejemplo, en lo que atañe a la ejecución de las políticas de ahorro de energía que resultarían viables y coherentes a escala europea. Las directivas de la UE y los intentos de adoptar políticas sobre energía, incluso del tipo más progresista, siempre se enfrentan a la misma maniobra de bloqueo. Por lo que se refiere al período 2003-2010, en la Directiva sobre energías renovables sólo se mencionan «objetivos nacionales indicativos» respecto al consumo total de electricidad renovable y se citan las medidas que deben adoptarse para alcanzar tales objetivos.

35- La energía nuclear equivale a un incremento de las subvenciones y un mayor agravio comparativo. Además de una financiación de la investigación altamente sesgada en Europa y en Francia, la energía nuclear se beneficia de numerosos subsidios y expedientes que afectan a una proporción significativa de los contratos en el sector, pero que en ocasiones se ocultan entre las abundantes partidas presupuestarias o se constituyen sobre la base de opacas transferencias de gastos para la cuenta nacional. Los mecanismos de promoción de la electrificación rural, por ejemplo, motivados inicialmente por el llamamiento a favor de una mayor equidad entre los ciudadanos, sirven ahora, sencillamente, para subvencionar la calefacción eléctrica en detrimento de los recursos renovables obtenidos en el ámbito local. Las subvenciones nucleares ejercen un efecto aún mayor sobre la competencia entre fuentes de energía. Por ejemplo, de acuerdo con Amory Lovins, el programa para la recuperación de la industria nuclear propuesto por George W. Bush, eleva la cuantía total de los subsidios ofrecidos al sector al importe equivalente de seis reactores nucleares de gran tamaño. El mismo autor señala asimismo que el nivel de subvención otorgado a la energía nuclear en los Estados Unidos es 24 veces superior al asignado a las fuentes renovables.

36- La energía nuclear está vinculada a un nacionalismo estrecho de miras. Algunos de los problemas relacionados con la industria nuclear (eliminación de residuos, seguridad, etc.) sólo pueden resolverse en el marco de un sistema supranacional de perfecto funcionamiento. Tal necesidad es plenamente contradictoria con la evolución presente y anterior de los programas nucleares, que se han asociado siempre a una determinada forma de nacionalismo y de relaciones entre los estados. La Historia ha puesto de relieve que no se puede dar por sentada la permanencia de las naciones, como ha quedado demostrado con toda claridad con el fin del imperio soviético.

37- El mito del hidrógeno y la «ventanilla única nuclear». La idea es producir hidrógeno utilizando la energía obtenida de los reactores nucleares del futuro; este gas sustituirá entonces al petróleo como combustible de transporte y, de este modo, contribuirá a reducir el ritmo de avance del cambio climático. Sin embargo, en esta evolución se supone que hemos resuelto la mayoría de los problemas técnicos y económicos asociados . Por otra parte, el ritmo de cambio en el ámbito del transporte es demasiado lento para permitir el desarrollo de una sociedad del hidrógeno basada, como la actual, en la propiedad de un vehículo privado. Incluso en las circunstancias más favorables, el cambio a un combustible diferente ejercería un escaso impacto durante varios decenios. Tal escenario se basa asimismo en la noción de que el suministro de energía eléctrica será abundante y disponible de forma casi gratuita, gracias a los hipotéticos reactores de 4ª generación. En realidad, existen pocas esperanzas de establecer el equilibrio económico requerido para contar con un sector de la energía nuclear próspero en 2050, dado el resto de recursos de los que disponemos, renovables o no (hidrocarburos derivados del carbón, biocombustibles, gas y petróleo),
incluso en el caso de que las condiciones financieras sean favorables.

Posiciones a favor y en contra de la energía nuclear


Por último, abordamos las cuestiones que atañen a las opiniones de los ciudadanos europeos, así como las posturas adoptadas por los grupos ecologistas respecto al asunto de la energía nuclear y por aquellos científicos que defienden esta industria. No constituyen argumentos irrefutables en sí mismos, pero pueden ayudar a las partes interesadas a formarse una opinión.

38- Rechazo público. Las encuestas de opinión realizadas a lo largo de los treinta últimos años en Europa han puesto de manifiesto de manera constante que existe una oposición general a la construcción de nuevos reactores y un alto nivel de desconfianza respecto a la industria nuclear. Por otro lado, se observa un apoyo abrumador a la energía solar, mientras que la energía nuclear sólo se acepta, en el mejor de los casos, como solución provisional. Por tanto, resulta difícil afirmar que la recuperación de la industria nuclear podría lograrse con el favor de la población, cuya gran mayoría (más del 80 %) desea que se le consulte cualquier proyecto nuclear futuro.

39- Las ONG defensoras del medio ambiente se oponen unánimemente a la industria nuclear. Se trata de un sector que se limita a transmitir sus costes (de desmantelamiento y eliminación de residuos) a las generaciones futuras y atribuye a las autoridades públicas y otros organismos la responsabilidad vinculada a sus propios riesgos. Los organismos antes mencionados, junto con la mayoría de los países, no consideran que la energía nuclear sea una de las «tecnologías ecológicamente racionales» a cuyo desarrollo se insta en el Protocolo de Kyoto.

40- Los defensores de la energía nuclear son raros. En cualquier caso, no pasaremos por alto el último punto de nuestra lista, dirigido fundamentalmente a los que simpatizan con la causa medioambiental. En este apartado concreto se alude a la conducta peculiar de los más fervorosos defensores de la energía nuclear. Varios grupos marginales apoyan la recuperación a gran escala de la energía nuclear, basando sus argumentos en los copiados directamente de los ecologistas. Los nombres consignados en la relación de partidarios elaborada por tales grupos hablan por sí mismos, puesto que incluyen diversos profesores y científicos sobradamente conocidos por su postura favorable a los OMG y despectiva respecto a los riesgos que generan los productos químicos para nuestro medio ambiente. Lo que resulta aún más raro es que, en la Conferencia de Partes en Montreal (COP11), la muy respetable European Nuclear Society y la American Nuclear Society invitaran a un ponente de lo más peculiar que habló en defensa de la energía nuclear… y repudió la ciencia del cambio climático.

La producción de electricidad basada en el petróleo representa actualmente una parte muy reducida de esta forma de energía, en su mayoría destinada a centrales eléctricas de carga máxima o insulares que no pueden sustituirse por centrales nucleares.

Massachusetts Institute of Technology, The Future of Nuclear Power; agosto de 2003; http://web.mit.edu/nuclearpower/

Rosenkranz G. 2006 «Nuclear Power – myth and reality», Nuclear issues paper N°1, Heinrich Böll Foundation p.21.

Schneider M. & Froggatt A. ‘The World Nuclear Industry Status Report 2004’, Bruselas, diciembre de 2004.

AIE/IEA World Energy Outlook 2005 (Perspectivas de la energía en el mundo 2005).

Se supone aquí que una central nuclear se mantiene operativa durante 40 años, y no los 30 para los que se planifican la mayoría de las instalaciones.

Una reserva es una cantidad comprobada para un determinado precio de extracción. Datos de la CEA.

Las reservas de petróleo se estiman en unos 140 000 millones de toneladas (Energy Observatory 2004, «energía», de acuerdo con DIREM/Ministerio de Industria), mientras que las reservas de gas se sitúan en unos 155,7 billones de m3, lo que constituye una cantidad equivalente (misma fuente, de acuerdo con el Consejo Mundial de la Energía (WEC)).

Fuente EDF (respuestas al debate CPDP-EPR de 12/12/2005).

http://www.debatpublic-epr.org/participer/questions_reponses.html?id=3

Existen varios tipos diferentes de reactores de «4ª generación» sobre el papel. Por el momento, Francia parece favorecer un sistema bastante similar al utilizado por el funesto reactor Superphenix en Creys-Malville.

Los gases causantes del efecto invernadero consignados en el Convenio de Río y posteriormente en el Protocolo de Kyoto son: el dióxido de carbono (CO2, el metano (CH4), el óxido nitroso (N2O) y los gases fluoruros. Estos gases se producen por combustión de combustibles fósiles y por deforestación. En el Protocolo se trata asimismo el óxido de nitrógeno (N2O) producido por la agricultura y las industrias químicas, así como los gases fluoruros (HFC, PFC, SF6) utilizados en el aire acondicionado y la refrigeración, además de por la industria eléctrica y electrónica.

El objetivo último de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático se expone en el artículo 2. Con el convenio se pretende lograr «la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropógenas peligrosas en el sistema climático. Ese nivel debería lograrse en un plazo suficiente para permitir que los ecosistemas se adapten naturalmente al cambio climático, asegurar que la producción de alimentos no se vea amenazada y permitir que el desarrollo económico prosiga de manera sostenible».

International Panel on Climate Change (IPCC, Grupo Internacional de Expertos sobre Cambio Climático).

Véase por ejemplo «Can we avoid a 2°C rise in temperature», de Malte Meinthausen, en el sitio sobre debate científico realclimate

(http://www.realclimate.org/index.php?p=246)

Respuestas de EDF a las preguntas planteadas por el público durante el debate CPDP-EPR: «El marketing de los nuevos reactores reproductores rápidos, denominados de 4ª generación, más allá de 2040 (29/12/05) o «hacia un entorno del siglo XXI» (EDF, misma fuente, 4/11/05) o «para el año 2050» (misma fuente, 4/11/05). Por lo que respecta a la fusión, se prevén «centrales piloto» para mediados de siglo.

A las energías renovables se alude en particular en el artículo 2 a) i) y iii) del PK

Artículo 2. Aplicará y/o seguirá elaborando políticas y medidas de conformidad con sus circunstancias nacionales, por ejemplo las siguientes:
(2.a.i.) fomento de la eficiencia energética en los sectores pertinentes de la economía nacional;
(2.a.iii.) investigación, promoción, desarrollo y aumento del uso de formas nuevas y renovables de energía, de tecnologías de secuestro del dióxido de carbono y de tecnologías avanzadas y novedosas que sean ecológicamente racionales...

De acuerdo con el economista Steve Thomas, el 40 % de las centrales eléctricas (en su mayoría, instalaciones nucleares) que operan en el mercado eléctrico del Reino Unido, son propiedad de empresas que se enfrentan a dificultades financieras graves, o a situaciones de quiebra, un hecho que justifica tipos de interés en torno al 15 % para este sector. En Thomas S. 2005 «The economics of nuclear power», Nuclear issues paper N°5, Heinrich Böll Foundation.

F. Mathes/Oeko Institute «Nuclear Energy and Climate Change», p.36, N°6 December 2005, Heinrich Böll Foundation.

El «menú» global de soluciones al problema del cambio climático
Producción potencial hasta 2050, en gigatoneladas de CO
Triplicación de la producción nuclear mundial 5
Eficiencia energética en los edificios 4
Eficiencia energética en la industria 5
Eficiencia energética en el sector de los transportes 7
Mejoras en los diversos sectores energéticos 2
Cambio de combustibles (de carbón a gas) 3,6
Desarrollo de energías renovables (electricidad y calefacción) 15
Obtención y almacenamiento de carbono 4 a 10
Total 45 a 51,6
Fuente: Felix Mathes, Oeko Institute 2005 / IPCC

La cogeneración comprende la producción simultánea de calor y electricidad, lo que significa que la producción global es marcadamente superior a la mera producción de electricidad.

Greenpeace France 2003 «The EPR, a technology from the past for an outdated vision» en http://www.greenpeace.org/raw/content/france/press/

E. U. von Weizsäcker, Amory B. Lovins, L. Hunter Lovins, Factor Four, doubling wealth, halving resource use. Versión francesa: Mens, Terre Vivante, noviembre de 1997.

En algunos estudios se estima que las emisiones equivalen a un tercio de las producidas por centrales alimentadas con gas, en especial en el realizado por S. van Leeuwen 2001 (www.oprit.rug.nl/deenen/Introduction,_suppary_of_costs_rev3.pdf)

Fuente: Worldwatch Institute Renewables 2005: Global Status Report (eólica); Paul Maycock/PV Energy Systems (solar); Agencia Internacional de la Energía (biocombustibles); BP Statistical Review of World Energy 2005 (petróleo); Energy Information Administration (petróleo y fuentes renovables).

Energy Observatory, de acuerdo con AIE/OCDE.

A.B. Lovins, «Nuclear power: economics and climate-protection potential», septiembre de 2005, www.rmi.org

Expresión utilizada en el artículo 2 del Protocolo de Kyoto (políticas y medidas nacionales).

De acuerdo con un estudio a cargo de la agencia pública neerlandesa NOVEM, publicado en Renewable Energy World, enero-febrero de 2005, las unidades solares en China ocuparán más de 230 millones de m2 en 2015, y proporcionan ya unos 200 000 puestos de trabajo.

Plantilla de AREVA, 33 500; CEA, 15 000; operaciones nucleares de EDF, 15 000; lo que equivale a un total de 63 500 empleados, incluidos los que se dedican a la investigación y a la eliminación de residuos.

Quirion P., «Getting out of nuclear: there’s work in it», Revue ECOREV, octubre de 2002.

Este físico nuclear es considerado uno de los «padres fundadores» del programa de bioetanol de Brasil. Goldenberg J y Lucon O. «Is Nuclear Energy Sustainable?» Agencia Medioambiental del Estado de Sao Paulo. Presentado en la Conferencia sobre el Clima de Montreal (diciembre de 2005).

Las razones son la falta de consenso entre Estados, pero también un riesgo financiero excesivamente elevado y los plazos límites imposibles de predecir, según señala Steve Thomas (citado anteriormente).

Por ejemplo, la puesta en marcha de la central eléctrica construida en Filipinas por Westinghouse sobre una falla sísmica ha quedado suspendida desde el final del régimen de Marcos y la restauración de la democracia, a pesar de que la construcción ha culminado y el combustible se encuentra disponible ya en el emplazamiento. Se detectaron más de 4 000 deficiencias en el diseño de la central, y los juicios prosiguen unos veinte años después

El término «elefante blanco» alude a los proyectos faraónicos emprendidos en países del hemisferio sur que han beneficiado exclusivamente a los proveedores del hemisferio norte y a las redes de soborno y corrupción.

Al igual que otros elefantes blancos, esta central se cita como uno de los veinte reactores que se encuentran actualmente «en construcción» en todo el mundo. Fuente: RISAL

http://risal.collectifs.net/article.php3?id_article=1437

Véase especialmente Goldschmidt B., 1981, «The nuclear complex», CEA Editions.

El Tratado de No Proliferación Nuclear (TNPN) data de 1968. Su aplicación está garantizada por la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), con sede en Viena.

El «Informe Brandt Norte-Sur» de 1980 constituye tanto un llamamiento a favor del desarrollo, como un manifiesto contra la energía nuclear y a favor de la energía solar.

Tal mecanismo se establece en el artículo 12 del Protocolo de Kyoto, en el que se describen las políticas cuyos beneficios son compartidos por los países de los hemisferios septentrional y meridional. El propósito es ayudar a los países del hemisferio sur «a lograr un desarrollo sostenible y contribuir al objetivo último de la Convención» (artículo 12.2.). Estas actividades deben deparar «unos beneficios reales, mensurables y a largo plazo» (artículo 12.5.b).

El rechazo de la energía nuclear en el MDL se expresa de manera concreta mediante el compromiso de todos los países del hemisferio norte a no recurrir a dicho mecanismo respecto a proyectos basados en el uso de energía nuclear. En vista del sistema de toma de decisiones aplicable, a través del Consejo del MDL, esto significa esencialmente que la energía nuclear no se considerará, al menos, durante la próxima década.

Bonduelle A., 2000, «Twelve reasons to reject nuclear energy in the CDM», INESTENE.

Por ejemplo, dos miembros destacados del OIEA propusieron que «los dos mecanismos de flexibilidad (MDL y JI) de los que se encuentran actualmente excluidos los proyectos de energía nuclear, en caso de que se anularan las exclusiones, podrían contribuir decisivamente a la transferencia de tecnología nuclear y a la protección del medio ambiente», y manifestaron su confianza en que tal exclusión pueda suprimirse un día del texto aprobado en Montreal. Su esperanza resultó vana. H-H Rogner y A. McDonald, «Nuclear Power Revival: Short-term anomaly or long-term trend?», OIEA, Viena, 2005.

En economía, el coste de oportunidad es la diferencia entre el gasto en que se incurre (en este caso, la inversión de capital que no se amortizará durante décadas) y la ausencia del rendimiento que podría haberse obtenido mediante el aprovechamiento de otras opciones.

Esta crítica es aplicable igualmente a los grandes sistemas hidroeléctricos, que crean un exceso de capacidad temporal y fomentan el despilfarro en el consumo de energía desde el momento en que entran en servicio.

De acuerdo con Steve Thomas, el reactor de demostración diseñado por equipos de ABB y Siemens ha fracasado. El prototipo sudafricano, previsto inicialmente para 2003, se ha pospuesto por un plazo de diez años. (Proyecto ya mencionado en la pág. 14).

Conforme a los principios consagrados en el Convenio de Río (artículo 3.2) «deberían tenerse plenamente en cuenta las necesidades específicas y circunstancias especiales de las Partes que son países en desarrollo, especialmente aquellas que son particularmente vulnerables a los efectos adversos del cambio climático... » En el preámbulo al Convenio se recuerda asimismo que: «tanto históricamente como en la actualidad, la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero del mundo han tenido su origen en los países desarrollados... »

Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, artículo 4.8 (a) a (f).

Véase, por ejemplo, C. Charpak, R. Garwin, V. Journé, 2005, «From Chernobyl to Chernobyls», Odile Jacob, Sciences P. 215.

A. Froggatt, «Nuclear Reactor Hazards», diciembre de 2005, Nuclear Issues N°2, Heinrich Böll Foundation.

J. Kreusch, W. Neumann, D. Appel, P. Diehl, «Nuclear Fuel Cycle», 2006, Nuclear Issues N°3, Heinrich Böll Foundation.

Resumen del informe consignado en www.ccomptes.fr/actualite/dossiers_presse/nucleaire.pdf

30/3/2006 – AFP. El jueves, el Reino Unido anunció que encargaría el desmantelamiento de veinte de sus instalaciones nucleares a empresas privadas, con un coste total de 70 000 millones de libras esterlinas (101 000 millones de euros).

Charpak G. Journé V. Garwin R. «From Chernobyl to Chernobyls», Odile Jacob Sciences 2005, p. 191. Escalofríos produce la lectura de esta obra y su contenido sobre el riesgo que corre la humanidad con la energía nuclear.

«Nuclear energy: when the public debate comes up against defence secrets», Le Monde, 15/09/2005.

En Schneider M., « The threat of nuclear terrorism », Assemblée Nationale, 10 de diciembre de 2001 en http://www.wise-paris.org/francais/rapports/011210TerrorismeNucleaire3.pdf

Tras una sólida intervención a cargo del ministro alemán (Partido Verde) Joshka Fischer, el texto del Tratado Euratom no se incorporó al Título III del proyecto de Tratado Constitucional europeo. Sólo se incluyó en el texto sometido a referéndum el anuncio de una futura modificación del Tratado por parte de los países que se oponen a la energía nuclear (Alemania e Irlanda).

Este solapamiento de funciones es aún más pronunciado en este caso que en el OIEA, puesto que los altos cargos de la Comisión Europea (que, en teoría, son garantes del interés general) son igualmente responsables de aplicar las disposiciones del Tratado Euratom en aquéllas áreas que engloban la promoción de la energía nuclear.

Esta «prueba de fuerza» respecto al presupuesto para el período 1994-1999 fue liderada por Rolf Linkohr, físico nuclear alemán del SPD, y su objetivo era la obtención de la paridad presupuestaria entre la energía nuclear y las energías renovables. El compromiso asumido por la Comisión Europea entonces fue posteriormente desatendido.

Votación en la Comisión de Medio Ambiente de 23 de febrero de 2006. Esta votación no recibió el respaldo de la Cámara, pero sí contribuyó a generar un incremento significativo de las asignaciones presupuestarias a las energías renovables.

Directiva de 27 de septiembre de 2001 relativa a la promoción de la electricidad generada a partir de fuentes renovables en el mercado interior de la electricidad.

«Support and subsidies for nuclear energy in France», INESTENE – Diciembre de 1998 – Informe para Greenpeace Francia.

Colombier M., «Tariff distortions brought about by cross-subsidisation», 1998, ICE (International Consulting on Energy), Annales des réalités industrielles, agosto de 1997.

A. Lovins (citado anteriormente), pág. 17.

Por ejemplo, los sistemas de entrega de combustible garantizados, con devolución de residuos, del tipo propuesto por Georges W. Bush (sin financiación), sólo podrían llevarse a cabo en el contexto de la hegemonía continuada de los Estados Unidos. Esto exigiría que se garantizara tal estado de hegemonía a largo plazo, lo que resulta obviamente imposible.

Dessus B. 2005: «The hydrogen civilisation – myth or reality», Cahiers de Global Chance N°20, the technological utopias, disponible para consulta en www.agora21.org.

Véase especialmente «Cars and the greenhouse effect: cut down on car travel to reduce the greenhouse effect», CLIP, marzo de 2001,

http://www.iddri.org/iddri/html/publi/cahiers-du-clip.htm

Por ejemplo, la encuesta del Eurobarómetro de enero de 2007 reveló que sólo el 20 % de los ciudadanos europeos se declaran a favor de la energía nuclear, mientras que el 80 % sí lo están de la energía solar.

Véase por ejemplo los sitios web gestionados por grupos como «SOS Climat» y «ecologists for nuclear energy» (ecologistas por la energía nuclear) (¡sic!), o la publicación científica «fusión», tres foros abiertamente antiecologistas en sus contenidos.

ECO, n°8 COP-MOP1, «Oscar for the best comic side-event». Montreal, diciembre de 2005.
Boletín de la Oficina Verde Europea de David Hammerstein www.ecoportal.net



¡Lo logramos!

Finalmente Argentina no recibirá residuos nucleares

Queremos compartir con vos un logro que marca un hito en nuestra continua lucha para proteger el medio ambiente. Hace varios años comenzamos a trabajar en una campaña que apuntaba a evitar que Argentina recibiese residuos nucleares de Australia, violando así la prohibición constitucional que se había establecido en 1994. ¡Hoy podemos afirmar que ese objetivo se ha alcanzado!


Recordemos que debido a un compromiso asumido por la empresa INVAP en el año 2000, Argentina y Australia firmaron un Acuerdo mediante el cual nuestro país garantizaba la recepción de residuos nucleares generados por un reactor construido en nuestro país y vendido al gobierno australiano.


Luego de varios trascendidos periodísticos, ahora la propia gerencia de INVAP reconoce que Australia ha desistido en forma definitiva de ese intento. Se ha logrado preservar un derecho básico en materia nuclear consagrado en nuestra Constitución. Muchísima gente y muchas organizaciones sociales acompañaron esta campaña consiguiendo despertar una fuerte oposición que fue vital para contrarrestar el acuerdo.


¡Gracias a la participación de cada uno de los integrantes de Greenpeace pudimos lograrlo!


Desde el año 2000 hasta finales de 2004 nuestro accionar se basó no sólo en los riesgos ambientales, sino también en la inconstitucionalidad de la operación propuesta que violaba el art. 41 de la Constitución Nacional.


A través de un arduo trabajo político, combinado con numerosas actividades y manifestaciones activas no violentas, y gracias a la presión generada por los emails y llamados que recibieron los legisladores y las autoridades involucradas, hemos conseguido finalmente que el estado Australiano desistiera de su intención de enviar sus residuos nucleares a la Argentina.

GREENPEACE
¡Mil Gracias por hacer esto posible!
Juan Carlos Villalonga
Director Político
Greenpeace Argentina