25 septiembre 2011

Marcoule, un enorme complejo nuclear

  • Fundada en 1956, es uno de los centros clave del poder nuclear francés
  • Fabrica combustible nuclear MOX (mezcla de Uranio y Plutonio reprocesado)
Marcoule, con el reactor Phénix a la izquierda
Marcoule, con el reactor Phénix a la izquierda
JOSÉ CERVERAJOSÉ CERVERA 12.09.2011
Varios reactores, algunos activos, otros experimentales y aún otros ya desactivados; plantas de fabricación de combustible nuclear, incluyendo la variedad MOX (que contiene Plutonio); depósitos de residuos radiactivos y un centro de investigación sobre el reprocesamiento de materiales contaminados. Marcoule no es una planta nuclear normal, sino uno de los centros clave del poder nuclear francés. Y Francia es el país más nuclearizado del planeta, lo cual significa que su mayor factoría atómica es grande, muy grande.
Fundada en 1956 y gestionada hoy por la asociación del Commissariat à l'Énergie Atomique (CEA), organismo oficial, y de la empresa pública Areva NC, Marcoule arrancó como centro de investigación en el uso de la energía atómica, y allí se llevaron a cabo los primeros experimentos franceses en el uso de Plutonio, como combustible para centrales y también como material para fabricar armas nucleares.
Tres de los reactores de la primera generación tecnológica de plantas nucleares comerciales francesas se instalaron allí; todos están hoy día cerrados (el último en 1984). Uno de ellos, G1, se empleó para la fabricación de Plutonio con destino al programa armamentístico francés; se calcula que en su vida útil (1956-1968) produjo 125 kilos de Plutonio. Estos reactores también produjeron Tritio (necesario para la creación y el mantenimiento de armas termonucleares, entre otros usos).
En los años 70 se instaló en el complejo de Marcoule Phénix, el primer reactor experimental del tipo 'Reproductor rápido' refrigerado por sodio fundido, y capaz de producir más plutonio del que gastaba. Se calcula que el reactor produjo más de 1.100 kilos de Plutonio a lo largo de su vida útil, la mayor parte de uso militar.
A pesar de un historial plagado de apagones por problemas de funcionamiento, Phénix sobrevivió a la cancelación de su hermano mayor (Superphénix) en 1997. Desde 2004 se dedicó sobre todo a experimentos de trasmutación para tratar residuos hasta su cierre definitivo en 2009; junto a su emplazamiento (y por tanto en Marcoule) está previsto construir el prototipo industrial ASTRID (Advanced Sodium Technical Reactor for Industrial Demonstration) a partir de 2015.

Las características de la planta MELOX

Dentro aún del complejo y en los años 90 se puso en marcha la planta MELOX, que fabrica combustible nuclear MOX (una mezcla de Uranio y Plutonio reprocesado) con destino al mercado interno francés, y desde 1999 también a los programas nucleares alemán y japonés. MELOX consta de tres edificios; el Edificio 500 para producción, el 501 para tratamiento de residuos (y que incluye una incineradora) y el Melox West Fitting Building (MWFB), conocido como l'Aménagement (el anexo). Es en el MWFB donde se fabrican las pastillas y las barras de combustible nuclear para reactores del tipo de agua en ebullición (BWR) alemanes y japoneses (Francia sólo utiliza reactores de agua a presión PWR).
La planta ha participado en el programa de desactivación de armas nucleares estadounidense. Se ignora si la incineradora del Edificio 501 ha llegado a entrar en funcionamiento alguna vez. Lo que sí se sabe es que MELOX está muy automatizada, por lo que sus trabajadores en general se ven poco expuestos a riestos de contaminación (en condiciones normales).
Desde 1962 Marcoule albergó los Talleres Piloto, donde se desarrollaron procedimientos para la contención de residuos nucleares (como la vitrificación) y para el reciclaje de partes desmontadas de reactores desactivados. Los Talleres Piloto se cerraron en 1997, y varios de sus edificios (211, 214) están en pleno proceso de descontaminación que terminará, según lo inicialmente previsto, hacia 2016.
En su lugar se desarrolló desde 1992 el ATelier Alpha et Laboratoires pour ANalyses, Transuraniens et Etudes de retraitement (ATALANTE), un laboratorio del CEA que desarrolla sistemas de tratamiento y reprocesamiento de material radiactivo, ya sea combustible gastado o residuos, y que incluye hornos de fundición de metales extraidos de la demolición de centrales nucleares. La segunda fase de ATALANTE se demoró en entrar en servicio debido a dudas sobre el comportamiento de sus infraestructuras en caso de terremoto.


25 abril 2011



Evo Morales pide que ningún



país de Sudamérica produzca



energía nuclear


Debido a la tragedia que se vive en Fukushima.
Domingo, 24 de abril del 2011





Foto: Internet


El presidente de Bolivia, Evo Morales, afirmó que deseaba que su país desarrollara energía nuclear, sin embargo, a raíz de lo recientemente sucedido en Japón lo descartó de plano, pidiendo además que ningún país de Sudamérica experimente con esto.
”Lo que pasó en Japón con la energía nuclear es muy grave y da lástima y una enorme preocupación”, dijo Morales, según informó la agencia noticiosa estatal ABI.


”Tenía muchos deseos de que Bolivia tuviera energía nuclear -energía nuclear, no bombas atómicas-, pero ahora me doy cuenta de que tal vez estuve equivocado, ahora hay que pensar y tal vez rechazar al ver el Japón”, señaló Morales.


El presidente boliviano sostuvo que Sudamérica tampoco debe contar con energía nuclear ya que así se defendía la vida de los bolivianos, los sudamericanos y los latinoamericanos.



12 marzo 2011



Alerta nuclear en Japón







12 de marzo, 2011

Ecologistas en Acción ha denunciado que la situación en los reactores 1 y 2 de la central Fukushima (Japón) es gravísima. La explosión en el reactor 1 ha motivado el escape de radiactividad mientras que los operarios trabajan para enfriar el núcleo del número 2. Para la organización ecologista se trata de una situación gravísima que viene a agravar los efectos del terremoto.

La central nuclear de Fukushima comprende seis reactores de agua en ebullición en funcionamiento y dos más en construcción, también de agua en ebullición. Los reactores 1 y el 2, aquejados de serios problemas, empezaron a funcionar el 26 de marzo de 1971 y el 18 de julio de 1974, respectivamente, y tienen potencias eléctricas de 460 MW y 784 MW.

El reactor Fukushima I es, por tanto, similar al de la central nuclear de Santa María de Garoña (Burgos). En las centrales de agua en ebullición al agua e refrigeración hierve en el núcleo del reactor y el vapor se extrae de la cúpula de contención por unas tuberías que recorren varias dependencias de la central hasta llegar a las turbinas, donde se genera la electricidad. La estabilidad del reactor depende fuertemente de que se controle la cantidad de vapor en el núcleo, lo que depende de la presión y la temperatura.

La situación no puede ser más grave porque se está luchando para enfriar los reactores pero no está garantizado que se consiga mantener la reacción nuclear bajo control. El trabajo de los operadores se ve muy dificultado porque el nivel de radiactividad se ha multiplicado por mil en la sala de control, por lo que los trabajadores que estén realizando las operaciones pueden estar recibiendo dosis radiactivas por encima del nivel permitido, lo que aumentará el estrés y la posibilidad de cometer errores


La explosión producida en Fukushima I muestra los intentos fallidos de enfriamiento del reactor. En las centrales de agua en ebullición el nivel de vapor del reactor es clave para la seguridad, porque la excesiva cantidad de vapor que se produzca en el reactor haría que disminuyera la posibilidad de enfriar el núcleo radiactivo, lo que aumentará el riesgo e accidente. En este tipo de centrales, las tuberías de vapor radiactivo salen de la contención y recorren varias dependencias de la de la central, por lo que la explosión de una tubería hace que la radiactividad escape inmediatamente al medio ambiente. El que se evite un accidente con fusión del núcleo y el consiguiente descontrol de la reacción nuclear pasa por que se consiga enfriar los dos reactores de Fukushima I y II. Si esto no ocurre en las próximas horas, las consecuencias podrían ser catastróficas.


Ha sido necesario evacuar 46.000 personas que habitan en un radio de 20 km en torno a la central. Por cierto que los Planes de Emergencia Nuclear de las centrales españolas sólo prevén actuaciones en torno a los 10 km de radio de las nucleares. Todo esto se suma a los problemas generados por el terremoto. Tras este accidente lo más sensato para el Gobierno japonés es abandonar los proyectos de nuevos reactores y proceder al cierre escaloando de los 55 reactores nucleares que funcionan en Japón.